martes, 1 de septiembre de 2015

Amael cumple 63 años

Sesenta y tres años. El tiempo pasa. Amaelito ya no es Amaelito. Ahora es José Amael y tiene muchas canas. Ya no es un guajiro de Guantánamo, aunque muchas veces repite lo contrario. Sesenta y tres años cumple hoy Amael.

Recuerdo nuestros juegos infantiles, nuestro tiempo de secundarias el descubrimiento de la poesía y la política, las correrías detrás de las muchachas y las matinées bailables. Fueron tiempos difíciles y hermosos. Casi heroicos. Apenas había cosas materiales para satisfacer nuestros anhelos juveniles, pero disfrutábamos cada pequeña oferta de la interminable escasez que aún persigue a los cubanos que se quedaron.

Amael es de los cubanos que se quedaron, pero no lo lamenta, o tal vez sí. Al menos, no me lo ha dicho. Tuvo oportunidades para hacerlo, pero prefirió el camino del regreso. Vaya usted a saber las razones. Hay almas que no resisten las ausencias, ni las distancias.

Pero Amael sigue en sus trece, como diría mi madre, soñando como el que más, amando la poesía y a la política como a las mujeres, aunque no sea de esa pléyade de parlanchines paladines y tribunos de Facebook que dan arengas y delinean plataformas con agendas partidistas de derechas enquistadas o de izquierdas trasnochadas. Aunque dice lo suyo alegre y con sonrisa. Mire pues, que se ha subido conmigo y con ustedes a éste tren poblado por el recuerdo y el día día.

Amael cumple hoy sesenta y tres años, y ojalá llegue a la centena o más allá de la centena aunque él no se vea, ni se conciba coronado por tantos septiembres. Por lo pronto, ya supera la media rueda.

Feliz día, querido hermano. Date los gustos que puedas, o como se dice ahora, pórtate mal. Es solo un día. Unas horas para olvidar la noria de la rutina. Y mientras tanto, recibe mi abrazo.

By Roberto Ruiz R