Por Roberto Ruiz Rebo
Confieso que me he acercado a la obra del escritor Julio Benítez por orgullo y curiosidad. Orgullo, porque el autor de “Operación Serpiente” es un gran amigo desde tiempos mozos, un activo opositor al gobierno en una etapa en que eran muy pocos quienes se atrevían a disentir en Cuba de manera abierta.
Confieso que me he acercado a la obra del escritor Julio Benítez por orgullo y curiosidad. Orgullo, porque el autor de “Operación Serpiente” es un gran amigo desde tiempos mozos, un activo opositor al gobierno en una etapa en que eran muy pocos quienes se atrevían a disentir en Cuba de manera abierta.

Lo cierto
es que entre las obras de Benítez, escogí su “Operación Serpiente” para mis
vacaciones en México y a pesar de las disimiles ocupaciones de entretenimiento
que me dedique, pude disfrutar de manera placentera de una pieza literaria que además de ser una excelente
obra de aventuras y espionaje sobrepasa lo meramente episódico para convertirse en una auténtica indagación
sobre la personalidad de un arquetipo de estadounidense con raíces latinoamericanas
y caribeñas. Tal es el caso de su personaje principal Harry González, investigador
de la policía de Glendale en Los Ángeles.
Pienso que
la primera virtud que tiene “Operación Serpiente” es la de mostrarnos
personajes como González, convincentes por la manera en que proyectan su
accionar dentro de la trama. No aparecen aquí los superhéroes, ni los súper-policías,
ni tampoco los contrarios súper-habilidosos o súper-tontos, y en ese sentido la
novela es armónica, incluso cuando nos muestra un personaje simbólico como el
de Cachigua, síntesis de las mezclas hispano latinas dentro de la sociedad
estadounidense.
Otro de los
logros de la narración de Julio Benítez es el desarrollo de una trama compleja
que se va armando como un gran rompecabezas en un viaje que arranca desde
Glendale pasando por México y varios sitios de Cuba. En ese caso llama la atención
como se integran a la narración y a la trama temas y giros lingüísticos locales,
así como panoramas urbanos y semiurbanos diversos que le dan colorido y variedad
a la obra.
Publicada por
la editorial Palibros hace apenas un par de años, la obra de Julio Benítez ha
pasado desapercibida para los lectores de novelas de espionaje pese a sus
excelentes virtudes de convertirse en una obra leída y comentada por el gran público.
Creo que además de faltarle un mejor diseño, también está necesitada de una
publicidad mayor.
Con esos
elementos, de seguro ganaría un público importante. Por sus dotes dramáticos, la complejidad del
drama y la intriga, así como sus colores, “Operación Serpiente” pudiera ser un
excelente filme de aventuras, solo falta que alguien con la posibilidad de
producirlo, lo descubra un día. Yo no lo descarto.
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