Por R. Ruiz Rebo
Mis amigos son unos atorrantes,
Mis amigos son unos atorrantes,
[…]
se pasan las consignas por el forro,
y se mofan de cuestiones importantes…
Joan Manuel Serrat
Desde
muy joven escuché muchas veces una sentencia que luego la vida me ha obligado a examinar: “…un
amigo es un peso en el bolsillo”. No recuerdo si fue mi madre la primera
persona que dijera algo así en mi presencia, pero estoy seguro que fue entre
mis familiares que más la escuché durante
la infancia y la adolescencia. Fuimos
gente de contar diariamente los centavos que entraban a la casa para sobrevivir
en un tiempo en que era difícil encontrar trabajo en mi país, aunque mi padre
se levantara temprano todos los días y se fuera a la calle para lograr nuestra
supervivencia. Así crecimos en una familia de seis hermanos y hermanas. Sin
embargo, pese a la frase, me resulta difícil imaginar la vida de mis padres,
las de mis hermanos, y la mía propia sin nuestros amigos y amigas.
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Mi
padre fue un hombre que no cultivó gran número de amigos, pero recuerdo uno de sus más cercano. Era un hombre a todas luces pobre, su nombre era bastante
difícil de pronunciar y se me ha perdido en algún recodo de la memoria, pero el
señor conocía bien a mi padre y sabia de primera mano nuestra situación
económica. Él, aunque pobre, estaba en una posición más holgada. Siempre que
nos visitaba, aparecía con alguna cosa que pudiera paliar nuestras necesidades
de alimentos. Su única recompensa, era tener un rato para conversar sobre sus
años mozos con mi padre y darnos algún consejo. Siempre imaginé que era lo
único que esperaba a cambio.
También
recuerdo a Zoila, una gran amiga de mi
madre, con quien ella siempre planificaba paseos dominicales con toda la prole.
Siendo niños, nos íbamos de excursión al rio Guaso o a la playa Yateritas, y en
los días de carnavales, nos íbamos de paseo todos los niños y las niñas, con ellas dos
de guardianes. Eran momentos felices de aquella infancia llena de carencias.
También las recuerdo juntas planeando y preparando dulces caseros y comidas
exóticas, o cuchicheando quien sabe qué asunto o tema que las hacia reír en
total complicidad. Zoila es una mujer de carácter fuerte, mi madre y ella
muchas veces se enojaban, pero se querían de manera incondicional y era hermoso
verlas juntas. Mi madre murió, pero hace pocos años pude visitar a Zoila en Miami, y recibí de
ella, ya en edad avanzada, y de todos sus hijos, aquel cariño de siempre que me
hizo recordarla junto a mi madre.
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Foto del autor |
Las
amistades no pueden sustituir a la familia, como tampoco la familia sustituyen
el papel que en nuestras vidas tienen las amistades. Ahora que me falta alguna presencia, puedo imaginar la oscuridad de alguien sin amigos, ellos han sido para mi, las islas que me han servido de refugio y motivo
para esquivar la rutina, y para querer y cuidar más a mi propia familia, y tambien el incentivo permanente para aceptar los retos que me han
impuesto ciertas situaciones existenciales, que no he querido compartir con mi familia para no lastimarla o cargarla demasiado con preocupaciones estresantes en un momento determinado.
No
tengo amigos perfectos. Pienso que no hay amigos perfectos como tampoco hay
hijos, ni padres, ni pareja perfecta, porque somos seres humanos y nada es
perfecto entre humanos. Mis verdaderos amigos nunca dicen de mi lo que quiero
oír, a no ser que quieran apoyarme. Un amigo te dirá la verdad, su verdad, lo
que piensa de cualquier asunto, sin tapujos ni mentiras. Y nunca lo dirá para
herirte, aunque talvez sus palabras te hagan un rasguño sin quererlo. Eso hay
que entenderlo, y perdonarlo.
Hace
poco más de dos años, compuse una canción, para la voz un gran amigo, un excelenta cantante mexicano, es una pieza que me gusta mucho porque sus versos me fueron estremeciendo al
tiempo que la escribía. Aquí se la dejo para que viajen un tramo con nosotros en el Tren
Lechero, que ya sabrá Dios donde hará la próxima parada.
A los
que aborden el tren les deseo buen viaje.
Hombre, qué bien! Siempre hay un amigo, por muy ermitaño que uno sea. Yo he sido uno de esos que ha tenido pocos, pero no puedo decir que no los he tenido. Y entonces de esa frace tan materialista y llena de enemistad, podemos decir que carece de completa razón. Porque siempre hay amigos, y como en este caso escrito, pudiste describir a los amigos de tus padres, que pasaron a la historia siendo recordados..., mucho más que un simplísimo "Peso en los bolsillos "
ResponderBorrarPD:
Hermosa composición, y acompañamiento de maestro el de Dashiell.
Gracias, Samir, por tus atinados comentarios. He cultivado la amistad durante mi vida, porque he recibido siempre el beneficio de mis amigos, beneficio que no es contable en numeros, pero si en satisfaccion y bienestar. Este blog es uno de los saldos que me ha dejado uno de mis mejores amigos desde mi adolescencia, Amael Rubio Acosta.
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